“Mas yo te libraré en aquel día, dice Jehová, y no serás entregado en mano de los hombres a quienes tú temes.”— Desde los confines donde el tiempo se deshace y los relojes no laten, habla el que habita en la Eternidad. Su voz no se alza con estruendo, sino que en el silencio de los días gotea como rocío eterno sobre las almas despiertas. Él es Jehová, el Invisible que todo lo ve, El Santo de los Siglos, el Gran Yo Soy. Su voluntad se despliega como un pergamino…
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